Imagina esto: eres el responsable de TI de una empresa que lleva años utilizando una herramienta de monitorización. Has invertido miles de horas en configurarla, formar a tu equipo, adaptarla a los flujos de trabajo, incluso convenciendo a la dirección para aprobar un presupuesto generoso. Pero últimamente algo no encaja: las alertas generan más ruido que valor, las métricas no reflejan lo que el negocio realmente necesita, y las incidencias críticas siguen escapando al radar.
Ahora viene la pregunta incómoda: ¿seguirías invirtiendo tiempo y recursos en esta herramienta porque «siempre ha sido así»? ¿O te atreverías a considerar un cambio, incluso sabiendo cuánto ya has invertido?
Aquí es donde entra en juego el efecto del coste irrecuperable, un enemigo silencioso que puede llevarnos a tomar decisiones equivocadas al priorizar lo que hemos gastado en el pasado sobre lo que realmente necesitamos para el futuro.
¿Qué es el coste irrecuperable?
El efecto del coste irrecuperable, también conocido como sunk cost fallacy, es un sesgo cognitivo que nos lleva a tomar decisiones irracionales basadas en la cantidad de tiempo, dinero o esfuerzo ya invertido en algo, en lugar de evaluar los beneficios futuros que puede aportar. Es ese pensamiento que dice: «No puedo abandonar ahora, ya hemos llegado demasiado lejos», incluso cuando las señales apuntan a que continuar solo agravará las pérdidas.
Un ejemplo del mundo real: Stewart Butterfield y el juego Glitch
Uno de los casos más ilustrativos de este fenómeno lo protagonizó Stewart Butterfield, el creador de Flickr y Slack. Como relata Annie Duke en su libro Abandona, en 2011 Butterfield lideraba un equipo que trabajaba en un ambicioso videojuego llamado Glitch. Después de años de desarrollo, millones invertidos y un equipo profundamente comprometido, Butterfield tomó la decisión inesperada de cancelar el proyecto.
Visualizó que, a pesar de los avances y la inversión realizada, Glitch no alcanzaría el éxito comercial necesario para sostenerse a largo plazo. Fue una decisión devastadora para el equipo y desconcertante para los inversores, pero resultó ser acertada. En lugar de seguir adelante con un proyecto condenado al fracaso, Butterfield redirigió los esfuerzos del equipo hacia una herramienta interna de comunicación que habían desarrollado como parte del trabajo: Slack, que más tarde se convirtió en una de las plataformas de colaboración más exitosas del mundo.
Este ejemplo demuestra que abandonar un camino en el momento adecuado no es una señal de debilidad, sino de visión estratégica. Es la capacidad de evaluar los costos futuros frente a los costos pasados y priorizar el valor por venir.
Evaluando si cambiar de rumbo: Preguntas clave
Tomar decisiones difíciles como estas requiere un análisis profundo. En el ámbito de la monitorización y la observabilidad, donde las herramientas y estrategias están profundamente integradas con el negocio, es crucial responder a preguntas como:
- ¿Qué problemas estamos intentando resolver?
Esto puede parecer obvio, pero muchas estrategias de monitorización pierden de vista sus objetivos iniciales. Si las métricas, alertas y herramientas no están alineadas con las necesidades del negocio, es probable que no estén aportando valor. - ¿Cuál es el costo futuro de mantenernos en este camino?
Es importante considerar no solo el costo financiero, sino también el impacto en tiempo, recursos humanos y la capacidad de innovación. Por ejemplo, una herramienta que requiere constantes ajustes para ser funcional puede estar drenando recursos que podrían utilizarse mejor en otra solución. - ¿Qué alternativas tenemos disponibles?
Antes de abandonar una herramienta o estrategia, debemos explorar las opciones existentes en el mercado. Esto incluye evaluar cómo las soluciones disponibles se alinean con nuestras necesidades y objetivos específicos. - ¿Estamos respondiendo a lo que el negocio realmente necesita hoy?
Una herramienta que fue útil hace tres años puede no ser adecuada para las necesidades actuales. Los negocios evolucionan, y nuestras estrategias de observabilidad deben evolucionar con ellos.
Cómo superar el sesgo del coste irrecuperable
Tomar decisiones objetivas frente al peso de las inversiones pasadas no es fácil, pero hay estrategias que pueden ayudar:
1. Adoptar una mentalidad de costo futuro
El pasado ya no se puede cambiar. Lo que importa es lo que está por venir. Pregúntate: ¿Cuánto más costará en tiempo y recursos seguir adelante con esta herramienta o estrategia? ¿Qué beneficios podemos obtener si cambiamos ahora?
2. Fomentar una cultura de aprendizaje continuo
En lugar de considerar un cambio como un fracaso, debemos verlo como una oportunidad para aprender y mejorar. En DevOps y SRE, las retrospectivas libres de culpa son una práctica útil para analizar decisiones pasadas sin juicios y con un enfoque en el futuro.
3. Definir criterios claros de éxito
Antes de implementar una herramienta o estrategia, establece métricas específicas para evaluar su éxito. Esto puede incluir métricas técnicas (como el tiempo promedio de resolución de incidentes) y métricas de negocio (como el impacto en la experiencia del cliente). Estos criterios sirven como un punto de referencia objetivo para evaluar si algo está funcionando o no.
La lección del Everest: Saber cuándo dar la vuelta
También en el libro mencionado anteriormenteo «Abandona» de Annie Duke se relata la historia de los escaladores Hutchison, Taske y Kasischke durante una expedición al Everest en 1996. Tras 12 agotadoras horas de ascenso, estaban a apenas tres horas de alcanzar la cumbre, pero ya era tarde: las 11:30 de la mañana. Las reglas que les habían enseñado antes de la expedición eran claras: si no alcanzaban la cima antes de las 13:00, debían darse la vuelta, sin importar lo cerca que estuvieran. El motivo era sencillo: bajar a tiempo era imprescindible para sobrevivir.
Para estos tres escaladores, la decisión fue dolorosa. Habían entrenado durante años, gastado miles de dólares y cargaban con la ilusión de alcanzar la cima del mundo. Sin embargo, tomaron la decisión de regresar antes de que el reloj llegara a las 13:00. Mientras descendían, vieron a otros miembros del equipo y a su guía continuar hacia la cumbre. El guía, ignorando las recomendaciones, insistió en que estaban lo suficientemente cerca como para intentarlo.
Al final, quienes alcanzaron la cima pagaron un precio altísimo. Varios de ellos murieron en el descenso, incluido el guía. Hutchison, Taske y Kasischke, por el contrario, regresaron a salvo. Su historia no fue tan celebrada como la de quienes arriesgaron todo para llegar a la cima, pero ellos conservaron lo más valioso: sus vidas.
La lección del Everest es clara: no se trata de cuánto has invertido hasta ahora, sino de cuánto estás dispuesto a perder si sigues adelante por el camino equivocado. En tecnología, como en la escalada, saber abandonar no es un signo de debilidad, sino de sabiduría estratégica.
La inercia corporativa: Un obstáculo adicional
El coste irrecuperable no es el único factor que puede impedir un cambio. La inercia corporativa también juega un papel importante. Esto sucede cuando las organizaciones se aferran a herramientas o procesos por costumbre, sin cuestionar si siguen siendo efectivos. Algunos síntomas comunes incluyen:
- Alertas que generan ruido pero no insights accionables.
- Métricas irrelevantes para los objetivos del negocio.
- Procesos que «siempre se han hecho así», incluso si ya no tienen sentido.
En lugar de adaptarse a las nuevas necesidades, estas organizaciones continúan con pequeñas mejoras incrementales que solo prolongan el problema.
Evitar las trampas del hype tecnológico
Por otro lado, no debemos confundir pragmatismo con seguir modas tecnológicas. En el mundo de los microservicios y la observabilidad basada en IA, es fácil dejarse deslumbrar por herramientas que prometen soluciones mágicas. Sin embargo, las decisiones deben basarse en datos y necesidades reales, no en presentaciones grandilocuentes o tendencias del mercado.
Para evitar caer en esta trampa:
- Evalúa tus necesidades reales. Pregunta: ¿Qué problema estamos resolviendo?
- Prioriza la simplicidad. A veces, lo más «cool» no es lo más útil.
- Prueba antes de comprometerte. Implementa nuevas herramientas de manera iterativa y valida sus resultados.
A veces saber abandonar es avanzar
El coste irrecuperable, las modas tecnológicas y la inercia corporativa son trampas que pueden frenar el progreso. Sin embargo, adoptar una mentalidad centrada en el costo futuro, definir métricas claras de éxito y reevaluar continuamente nuestras herramientas y estrategias puede ayudarnos a avanzar.
En monitorización y observabilidad, el éxito no se mide por lo que hemos invertido en el pasado, sino por nuestra capacidad de tomar decisiones que impulsen el negocio hacia el futuro. Abandonar no siempre es perder: a veces, es la mejor decisión para ganar.